lunes, 9 de agosto de 2010

NO LO DUDES, DIOS TE AMA



¿Te parece algo común y sabido el título de esta entrada? Quizás te recuerde aquello de: "Sonríe Dios te ama". Y puede suceder que se lo tome como algo "bonito". Te invito a leer, quizás encuentres algo más profundo, quizás se transforme en un encuentro con...DIOS.

Me imagino que esto ya lo sabes, pero la pregunta es ¿Ya lo has experimentado? Porque el amor no se comprende, se siente. Si es así, permíteme preguntarte ¿Vas a la Iglesia solo por obligación? ¿Qué tan seguido buscas a Dios a través de la oración? La realidad es que la mayoría ve a Dios como un peso de leyes por lo tanto no tiene una relación personal con El. Lo toma como una pastilla para el dolor. Una vez que se siente aliviado se olvida de El. Esto es porque en realidad no esta enamorado de El.

Si hermano, hablo del amor que Dios siente por ti, pero que tú no has experimentado de manera personal, porque te has resistido a ese amor.

Hoy puedes empezar a experimentar ese amor que como se dice popularmente cuando te sientes amado y correspondido al sentirte cerca de la persona amada: “sientes que te tiembla todo el cuerpo y se te debilitan las piernas”. Precisamente resulta que cuando estas cerca de la persona amada el tiempo se te hace corto y cuando esta lejos el tiempo se te hace largo.

Quiero ayudarte a experimentar este amor de Dios, pero ante todo, quiero pedirte que no te resistas, solo déjate amar.

Ahora déjame explicarte como Dios ama aunque realmente es muy difícil explicar lo que uno siente en el corazón:

1° Dios te ama de manera personal y efectiva porque El es tu Padre.

Dios como Padre no te ama de una manera afectiva (con besos, abrazos o caricias), sino de una manera efectiva, es decir: creó un mundo hermoso con el propósito de que tu y los que amas lo habiten, te ha dado todo lo que tienes: vida, salud, talento, una familia, etc., para que prosperes y seas feliz. Dice la Biblia:

Con amor eterno te he amado, por eso prolongaré mi cariño hacia ti. (Jer. 31,3)

Dios nos conoce a cada uno de nosotros de manera personal, como un Padre que ama y conoce a cada uno de sus hijos, así es el amor de Dios hacia ti. Sabe si estas triste o alegre, conoce tus inquietudes, tus sueños, tus preocupaciones. Eres único y especial. No hay otro que se parezca a ti. No hay otro que sea idéntico a ti. Nunca te ha dejado de amar y desea que lo tomes en cuenta en tu vida, no hace falta que hables, El sabe lo que hay en tu corazón. Eres valioso para El.

2° Dios te ama sin pedirte nada a cambio.

Estamos tan acostumbrados a que nos digan que somos lo peor, que no valemos nada, que si tenemos es por pura suerte. Entonces, si llega alguien y te dice que Dios te ama sin condiciones, que vales mucho para El, pues no le creemos. O pensamos que ha de ser a cambio de algo.

Nos pasa como cuando queremos el amor de alguien. Compramos cosas y la llenamos de detalles puesto que pensamos que solo así conseguiremos su amor. Pero entiéndelo: ¡Dios no te pide nada a cambio! La Biblia dice que:
Dios es Amor. 1 Jn. 4, 8
Por lo tanto, El no te puede dejar de amar, su esencia es de amor. No pienses que Dios castiga, porque no es así. Dios es el Dios que nos presento Cristo, es amor. Por eso para quien ha experimentado el amor de Dios los problemas no son castigo de Dios.
Dios nunca te abandona, ni te abandonara; el te Ama. Dice la Biblia:

¿Podría una madre olvidarse del hijo de sus entrañas?
Pues yo nunca me podré olvidar. (Is. 49,15.)
Una mujer aunque llegue a abandonar a su hijo, jamás lo podrá olvidar. Pues Dios con amor de Padre y de Madre jamás se olvidará de ti.
Para darte su amor ¿Qué te pide entonces? Nada, su amor es sin condiciones. Cuantas veces decimos “Me tienes que amar porque yo te amo”. No. El verdadero amor se da sin esperar nada a cambio, solo se busca que el ser amado sea feliz. Así es el amor de Dios hacia a ti.
Por eso yo te pregunto:
¿Dios te ama porque ayudas a los pobres? La respuesta sería ¡No!
¿Dios te ama porque visitas a los enfermos? ¡No!
¿Dios te ama porque lees la Biblia? ¡No!
¿Dios te ama porque eres católico? ¡No!
¿Dios te ama porque eres evangélico? ¡No!
¿Dios te ama porque eres bueno? ¡No!
Dios solo te ama porque El es Amor y eres su hijo.
3° Dios te ama porque eres su hijo y quiere lo mejor para ti.
Dice San Pablo:
A Dios, cuya fuerza actúa en nosotros y que puede realizar mucho más de lo que pedimos o imaginamos. (Ef. 3,20.)
Tú eres su hijo. El es tu Padre, y como todo padre desea lo mejor para ti. ¡Te quiere ver feliz! Sin embargo, lo que un hijo puede creer que es lo mejor para el, es muy distinto a lo que el padre puede pensar. El es el mayor, el conoce la realidad y sabe que es mejor para su hijo. Aunque puede que su hijo piense que no es bueno o haga berrinche por no haber obtenido lo que quería: un padre solo quiere lo mejor para su hijo. Si un padre terrestre es así, imagínate como será nuestro Padre Dios. Dios solo te da lo mejor, aunque al negarte algunas cosas, tu creas que no te ama o dudes de su existencia.
En la película “Todopoderoso” de Jim Carrey se ve una idea acerca de que pasaría en el mundo si Dios nos complaciera con todos nuestros caprichos, el mundo seria un completo desorden.
Dios como Padre quiere que alcances tus sueños.
Dios como Padre quiere que logres esa profesión.
Dios como Padre quiere que obtengas ese trabajo.
Dios como Padre quiere que encuentres un buen esposo (a).
Dios como Padre quiere ¡QUE SEAS FELIZ!
Hoy puedes empezar a tener una relación personal con El. Aunque me dirás que llamarlo Padre no se te hace familiar, te diré que en realidad se le aclama como “Abba” es decir “Papa con cariño” o sea “Papito”.
¡Vamos regresa a casa como el Hijo Prodigo! (Lc. 15,11-32) ¡Vamos dirígete a El! ¡Vamos corresponde a Su amor! Dile Papa, papito te quiero mucho. Papito te necesito. Me haces mucha falta…

LOS FRUTOS DE LA EUCARISTÍA




  • Al recibir la Eucaristía, nos adherimos íntimamente con Cristo Jesús, quien nos transmite su gracia.
  • La comunión nos separa del pecado, es este el gran misterio de la redención, pues su Cuerpo y su Sangre son derramados por el perdón de los pecados.
  • La Eucaristía fortalece la caridad, que en la vida cotidiana tiende a debilitarse; y esta caridad vivificada borra los pecados veniales.
  • La Eucaristía nos preserva de futuros pecados mortales, pues cuanto más participamos en la vida de Cristo y más progresamos en su amistad, tanto más difícil se nos hará romper nuestro vínculo de amor con Él.
  • La Eucaristía es el Sacramento de la unidad, pues quienes reciben el Cuerpo de Cristo se unen entre sí en un solo cuerpo: La Iglesia. La comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo.
  • La Eucaristía nos compromete a favor de los pobres; pues el recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo que son la Caridad misma nos hace caritativos.

EUCARISTÍA: SACRAMENTO DE LA UNIDAD Y DEL AMOR FRATERNO


la recepción de Jesucristo sacramentado bajo las especies de pan y vino en la sagrada Comunión significa y verifica el alimento espiritual del alma. Y así, en cuanto que en ella se da la gracia invisible bajo especies visibles, guarda razón de sacramento. Jesús al instituir la Eucaristía le confiere intrinsecamente el valor sacramental pues a través de ella Él nos transmite su gracia, su presencia viva. Por ello, la Eucaristía es el más importante de los sacramentos, de donde salen y hacia el que van todos los demás, centro de la vida litúrgica, expresión y alimento de la comunión cristiana.
Sacramento de Unidad. Al referirnos a la Eucaristía como Comunión, estamos proclamando nuestra unión entre todos los cristianos y nuestra adhesión a la Iglesia con Jesús. Por ello, la Eucaristía es un sacramento de unidad de la Iglesia, y su celebración sólo es posible donde hay una comunidad de creyentes.
Sacramento del amor fraterno. La misma noche que Jesús instituyó la Eucaristía, instituyó el mandamiento del amor. Por lo tanto, la Eucaristía y el amor a los demás tienen que ir siempre juntos. Jesús instituye la Eucaristía como prueba de su inmenso amor por nosotros y pide a los que vamos a participar en ella, que nos amemos como El nos amó. Y, en este sentido, la Eucaristía tiene que estar necesariamente antecedida por el Sacramento de la Reconciliación pues el recibir el "alimento de vida eterna" exige una reconciliación constante con los hermanos y con Dios Padre.
El misterio eucarístico, desgajado de su propia naturaleza sacrificial y sacramental, deja simplemente de ser tal. No admite ninguna imitación "profana", que se convertiría muy fácilmente (si no incluso como norma) en una profanación. Esto hay que recordarlo siempre, y quizá sobre todo en nuestro tiempo en el que observamos una tendencia a borrar la distinción entre "sacrum" y "profanum", dada la difundida tendencia general (al menos en algunos lugares) a la desacralización de todo.
En tal realidad la Iglesia tiene el deber particular de asegurar y corroborar el "sacrum" de la Eucaristía. En nuestra sociedad pluralista, y a veces también deliberadamente secularizada, la fe viva de la comunidad cristiana -fe consciente incluso de los propios derechos con respecto a todos aquellos que no comparten la misma fe- garantiza a este "sacrum" el derecho de ciudadanía. El deber de respetar la fe de cada uno es al mismo tiempo correlativa al derecho natural y civil de la libertad de conciencia y de religión.
Los ministros ordinarios de la Eucaristía deben por tanto, sobre todo en nuestros días, ser iluminados por la plenitud de esta fe viva, y a la luz de ella deben comprender y cumplir todo lo que forma parte de su ministerio sacerdotal, por voluntad de Cristo y de su Iglesia