lunes, 2 de diciembre de 2013

LITURGIA DE LA PALABRA


LITURGIA DE LA PALABRA

 

La semana anterior comenzamos a desarrollar las partes diversas de la misa y habíamos explicado en su totalidad los ritos introductorios  los cuales dijimos q comenzaban con el canto y la procesión de entrada y culminaban con la oración colecta; como se sabe la misa consta de dos partes a saber: la liturgia de la palabra y la Eucaristía. Están tan íntimamente unidas que constituyen un solo acto de culto ( S.C 56.)

En esta oportunidad hablaremos sobre LA LITURGIA DE LA PALABRA.

 

Se le denomina LITURGIA DE LA PALABRA porque la palabra de Dios es para ser celebrada ya que no solamente somos salvados por el poder del Pan y del Vino consagrados, sino también por la escucha de la Palabra de Dios.

Quien escucha mi palabra y cree en el que me envió, tiene la vida eterna” (Jn 5,24 ; cf. Lc 11,28).

 
El designio de Dios consiste en la comunicación de sí mismo, no tanto de sus ideas, como de su propia vida. Jesucristo es la plenitud de la revelación del Padre. Él habla las palabras de Dios y consuma la obra de la salvación q le fue confiada. La liturgia, palabra y signo sacramental, expresa el misterio de la salvación. En la acción litúrgica, Dios habla a su pueblo, Cristo sigue anunciando el Evangelio. (Sc 7).

 
El esquema de la liturgia de la Palabra está concebido como una estructura dialogal, donde Dios habla (lecturas bíblicas, principalmente el Evangelio, y su aplicación a la vida: la homilía) y el pueblo responde (salmo responsorial, aleluya, silencio, profesión de fe y oración de los fieles)  (IGMR 55).

 
·       Dios habla:

Las lecturas q preceden el Evangelio, el propio Evangelio y la homilía son elementos de una estructura dialogal descendente es decir por medio de ellas Dios habla a su pueblo.

 
Los domingos y solemnidades se proclaman dos lecturas,  la primera del Antiguo Testamento ( en tiempo pascual se toman las lecturas del libro de los Hechos) y la segunda de las cartas apostólicas. Los demás días se proclama una sola lectura.

 

Evangelio:

La lectura del Evangelio constituye el punto culminante de la liturgia de la Palabra (IGMR 60).  Es decir toda la Escritura es Palabra de Dios, pero no todo lo q Dios dice es igualmente importante. Es innegable q la revelación va progresando  hasta llegar a la proclamación del Evangelio de allí q su proclamación se distinga de las demás lecturas: la realiza un ministro ordenado, la asamblea recibe su proclamación de pie, al libro de los Evangelios se lo venera de un modo particular (cirios, incienso, saludo) (IGMR 60).

 

Un signo q quisiera comentar y q tal vez porque lo  hacemos de manera mecánica por desconocimiento de su significado pasa desapercibido, pero q la tradición de la Iglesia le ha dado un sentido precioso es el de persignarse tres veces antes del Evangelio y es el siguiente:

-En la frente: para que este Evangelio penetre mi inteligencia y lo pueda comprender

-En la boca: para que pueda proclamarlo.

-Y en mi corazón: para q pueda amarlo.

 
La Homilía:

Viene de la palabra griega homilein, que significa “conversar familiarmente” con alguien. La homilía es una conversación familiar cuya finalidad es aplicar, además de explicar, el mensaje de Dios a este pueblo creyente reunido aquí y ahora bajo determinadas circunstancias de espacio y tiempo. De este modo se introduce al pueblo en el misterio de la salvación que se ha anunciado.

La preparación de la homilía debe ser esmerada y su duración proporcionada a las otras partes de la celebración (Puebla 930).

 

·       El pueblo responde:

 
La dimensión ascendente de la liturgia de la Palabra vista como diálogo, está compuesta por el salmo responsorial, la aclamación antes del Evangelio, el silencio, la profesión de fe y la oración de los fieles.

 
Salmo responsorial:

Se le llama responsorial, no tanto porque repetimos un estribillo después de cada estrofa, sino porque con el salmo el pueblo le responde a Dios que nos ha hablado en la primera lectura. Para que el hombre sepa como alabar y responder correctamente a Dios, decía San Agustín, Dios mismo ha inspirado la manera cómo el hombre debe hacerlo. El salmo constituye un verdadero espacio de oración contemplativa.

 

Aclamación antes del Evangelio:

El Aleluya, o según el tiempo litúrgico, el versículo antes del evangelio, permiten a la asamblea saludar al Señor q va hablarles y profesar su fe con el canto. Se canta estando todos de pie, iniciándolo los cantores o el cantor, y si fuere necesario, se repite, PERO EL VERSÍCULO ES CANTADO POR LOS CANTORES O POR UN CANTOR. (IGMR 62).

La norma es muy  clara dice q el versículo es cantado por los encargados del canto. La práctica es bien diferente ya q lo q se ve es que el q hace el salmo (días de semana) o la segunda lectura (domingos o solemnidades) se queda para leer este versículo, convirtiendo el Aleluya en un segundo Salmo responsorial lo cual es incorrecto.
 
El silencio:

Favorece la meditación y, por eso, hay q evitar cualquier forma de apresuramiento q impida el recogimiento. Este silencio se puede tener antes de comenzar la liturgia de la palabra, después de la primera y segunda lectura, o al terminar la homilía. (IGMR 56).

 

Profesión de fe:

“El símbolo o profesión de fe se dirige a que el pueblo asienta y responda a la palabra de Dios que ha oído en las lecturas y por medio de la homilía y recuerde la regla de la fe antes de empezar a celebrar la eucaristía” (IGMR 67).

En otras palabras cuando Dios habla a su pueblo es el “Yo te amo” de Dios; y cuando el pueblo le responde con el credo o profesión de fe le dice a Dios “Creo en ti, porque tú nos amas”.

Un error muy generalizado cuando se llega a este punto, es que muchos al profesar su fe, levantan la mano derecha como juramento, siendo este lenguaje corporal erróneo ya q como su nombre lo indica el credo es responder de manera  libre y espontánea (profesar)  a la palabra de Dios.

El misal llama la atención sobre este aspecto  en el numeral 9  página XCII el cual se titula: INSTRUCCIÓN PASTORAL DE LOS OBISPOS DE COLOMBIA  SOBRE ALGUNOS ASPECTOS IMPORTÁNTES EN LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA.

 

Oración de los fieles:

La asamblea cierra la liturgia de la Palabra con la oración de los fieles. En ella ejerce su sacerdocio bautismal respondiendo a la palabra que ha sido proclamada (IGMR 69).

Lo podemos explicar de la siguiente manera:

“Tú nos has dicho que quieres salvarnos. Lo creemos. Entonces, Señor, ¡sálvanos hoy de esto o aquello!”

 

La serie de intenciones de ordinario será:

-Por las necesidades de la Iglesia.

-Por los que gobiernan y por la salvación del mundo.

-Por los que sufren por cualquier dificultad.

Por la  comunidad local.

 Sin embargo, en alguna celebración particular, como en la Confirmación, el Matrimonio o las Exequias, el orden de las intenciones puede amoldarse mejor a la ocasión.

 Como nos podemos dar cuenta después de haber explicado su sentido, la oración de los fieles es una lástima no hacerla normalmente en las Misas a las que asiste el pueblo.

 Dios les bendiga y hasta una próxima ocasión;

Joe.