LITURGIA DE LA PALABRA
La semana anterior
comenzamos a desarrollar las partes diversas de la misa y habíamos explicado en
su totalidad los ritos introductorios
los cuales dijimos q comenzaban con el canto y la procesión de entrada y
culminaban con la oración colecta; como se sabe la misa consta de dos partes a
saber: la liturgia de la
palabra y la Eucaristía. Están tan íntimamente unidas que constituyen un
solo acto de culto ( S.C 56.)
En esta oportunidad
hablaremos sobre LA LITURGIA DE LA PALABRA.
Se le denomina LITURGIA
DE LA PALABRA porque la palabra de Dios es para ser celebrada
ya que no solamente somos salvados por el poder del Pan y del Vino
consagrados, sino también por la escucha de la Palabra de Dios.
“Quien escucha mi palabra y cree
en el que me envió, tiene la vida eterna” (Jn 5,24 ; cf. Lc 11,28).
El designio de Dios
consiste en la comunicación de sí mismo, no tanto de sus ideas, como de su
propia vida. Jesucristo es la plenitud de la revelación del Padre. Él habla las
palabras de Dios y consuma la obra de la salvación q le fue confiada. La
liturgia, palabra y signo sacramental, expresa el misterio de la salvación. En
la acción litúrgica, Dios habla a su pueblo, Cristo sigue anunciando el
Evangelio. (Sc 7).
El esquema de la liturgia
de la Palabra está concebido como una estructura dialogal, donde Dios habla
(lecturas bíblicas, principalmente el Evangelio, y su aplicación a la vida: la
homilía) y el pueblo responde (salmo responsorial, aleluya, silencio, profesión
de fe y oración de los fieles) (IGMR
55).
·
Dios habla:
Las lecturas q preceden el
Evangelio, el propio Evangelio y la homilía son elementos de una estructura
dialogal descendente es decir por medio de ellas Dios habla a
su pueblo.
Los domingos y
solemnidades se proclaman dos lecturas,
la primera del Antiguo Testamento ( en tiempo pascual se toman las
lecturas del libro de los Hechos) y la segunda de las cartas apostólicas. Los
demás días se proclama una sola lectura.
Evangelio:
La lectura del Evangelio
constituye el punto culminante de la liturgia de la Palabra (IGMR 60). Es decir toda la Escritura es Palabra de
Dios, pero no todo lo q Dios dice es igualmente importante. Es innegable q la
revelación va progresando hasta llegar a
la proclamación del Evangelio de allí q su proclamación se distinga de las
demás lecturas: la realiza un ministro ordenado, la asamblea recibe su
proclamación de pie, al libro de los Evangelios se lo venera de un modo
particular (cirios, incienso, saludo) (IGMR 60).
Un signo q quisiera
comentar y q tal vez porque lo hacemos
de manera mecánica por desconocimiento de su significado pasa desapercibido,
pero q la tradición de la Iglesia le ha dado un sentido precioso es el de persignarse
tres veces antes del Evangelio y es el siguiente:
-En la frente: para que
este Evangelio penetre mi inteligencia y lo pueda comprender
-En la boca: para que
pueda proclamarlo.
-Y en mi corazón: para q
pueda amarlo.
La Homilía:
Viene de la palabra griega
homilein,
que significa “conversar familiarmente” con alguien. La homilía es una
conversación familiar cuya finalidad es aplicar, además de explicar, el mensaje
de Dios a este pueblo creyente reunido aquí y ahora bajo determinadas
circunstancias de espacio y tiempo. De este modo se introduce al pueblo en el
misterio de la salvación que se ha anunciado.
La
preparación de la homilía debe ser esmerada y su duración proporcionada a las
otras partes de la celebración (Puebla 930).
· El pueblo
responde:
La dimensión ascendente de
la liturgia de la Palabra vista como diálogo, está compuesta por el salmo
responsorial, la aclamación antes del Evangelio, el silencio, la profesión de
fe y la oración de los fieles.
Salmo
responsorial:
Se le llama responsorial,
no tanto porque repetimos un estribillo después de cada estrofa, sino porque
con el salmo el pueblo le responde a Dios que nos ha hablado en la primera
lectura. Para que el hombre sepa como alabar y responder correctamente a
Dios, decía San Agustín, Dios mismo ha inspirado la manera cómo el hombre debe
hacerlo. El salmo constituye un verdadero espacio de oración contemplativa.
Aclamación
antes del Evangelio:
El Aleluya, o según el
tiempo litúrgico, el versículo antes del evangelio, permiten a la asamblea
saludar al Señor q va hablarles y profesar su fe con el canto. Se canta estando
todos de pie, iniciándolo los cantores o el cantor, y si fuere necesario, se
repite, PERO EL VERSÍCULO ES CANTADO POR LOS
CANTORES O POR UN CANTOR. (IGMR
62).
La norma es muy clara dice q el
versículo es cantado por los encargados del canto. La práctica es bien
diferente ya q lo q se ve es que el q hace el salmo (días de semana) o la
segunda lectura (domingos o solemnidades) se queda para leer este versículo,
convirtiendo el Aleluya en un segundo Salmo responsorial lo cual es incorrecto.
El silencio:
Favorece la meditación y,
por eso, hay q evitar cualquier forma de apresuramiento q impida el
recogimiento. Este silencio se puede tener antes de comenzar la liturgia de la
palabra, después de la primera y segunda lectura, o al terminar la homilía.
(IGMR 56).
Profesión de
fe:
“El símbolo o profesión de
fe se dirige a que el pueblo asienta y responda a la palabra de Dios que ha
oído en las lecturas y por medio de la homilía y recuerde la regla de la fe
antes de empezar a celebrar la eucaristía” (IGMR 67).
En otras
palabras cuando Dios habla a su pueblo es el “Yo te amo” de Dios; y cuando el
pueblo le responde con el credo o profesión de fe le dice a Dios “Creo en ti,
porque tú nos amas”.
Un error muy generalizado
cuando se llega a este punto, es que muchos al profesar su fe, levantan la mano
derecha como juramento, siendo este lenguaje corporal erróneo ya q como su
nombre lo indica el credo es responder de manera libre
y espontánea (profesar) a la palabra de Dios.
El misal llama la atención
sobre este aspecto en el numeral 9 página XCII el cual se titula: INSTRUCCIÓN
PASTORAL DE LOS OBISPOS DE COLOMBIA
SOBRE ALGUNOS ASPECTOS IMPORTÁNTES EN LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA.
Oración de
los fieles:
La asamblea cierra la liturgia de la Palabra con la
oración de los fieles. En ella ejerce su
sacerdocio bautismal respondiendo a la palabra que ha sido proclamada (IGMR
69).
Lo podemos explicar de la
siguiente manera:
“Tú nos has
dicho que quieres salvarnos. Lo creemos. Entonces, Señor, ¡sálvanos hoy de esto
o aquello!”
La serie de intenciones de
ordinario será:
-Por las necesidades de la
Iglesia.
-Por los que gobiernan y
por la salvación del mundo.
-Por los que sufren por
cualquier dificultad.
Por la comunidad local.
Joe.
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